Llevaba esperando este libro muchos años; me di cuenta cuando me enteré de que iba a publicarse. Pero resulta que a base de releer los libros anteriores de Manolito Gafotas, cosa que hago más que asiduamente, por capítulos, cuando no tengo nada que llevarme a los ojos o cuando, simplemente, quiero descansar de la vida, a base de eso, como digo, me había hecho a la idea de que Manolito estaba en mi vida de forma continua.
En Mejor Manolo Manolito es mejor, y es Manolo, porque ya es un poco mayor que en las anteriores entregas. Lo que le faltaba, porque si siempre tuvo una mente y una lengua por encima de su edad, verle crecer es constatar que hay personas muy infantiles por el mundo y muchos infantes que son más persona que muchos. Cosas de este mundo mundial, que nos regala paradojas así, supongo.
Con este libro me he reído menos que con los anteriores, pero que nadie se disguste, que es por una buena causa. Si con capítulos como Los cochinitos me duró la risa una semana, o con Manolito on the road fue cosa de unas 140 páginas (es continuo, sin parar, os lo prometo) la madurez de Manolito (ahora Manolo) me ha traído más que la risa, la sonrisa. La sonrisa cómplice de quien ve que, a los ojos de este niño, la vida sigue siendo irónica, bella en muchos momentos que, pese a todo, Manolito quiere atesorar porque en el fondo es un sensible, salada como lo es la vida de su barrio y muy inesperada. Científicos de todo el mundo siguen preguntándose la mitad de las cosas que a Manolito le suceden sin que él pueda hacer nada por remediar esos golpes de la vida, a veces graciosos, a veces no tanto.
Esta vez no es todo risa porque España está en crisis, y los García Moreno también, como los demás, aunque ellos llevan así mucho tiempo. Y si antes Manolito era un niño entre un millón, de una humildad que a muchos les parecería casi exótica hace una década, ahora Manolo es uno de cada cuatro niños nuestros, con unos padres que caminan a trancas y barrancas para ganarse el pan, unos ahorros en una entidad financiera que de segura no tiene nada, con un terreno que les pareció el futuro pero donde nadie construyó nada, un abuelo que se hace mayor... y una nueva hermanita de la que él, por supuesto, también es un poco responsable.
Y a los que hemos crecido con él pero a la vez nos hemos quedado en la infancia gracias a él se nos pone la sonrisa en la boca de forma inevitable. ¡Qué le vamos a hacer! Porque vida sólo hay esta, y aunque penurias haya muchas, no quisiera yo perder la mirada de Manolito, de Manolo, porque esa forma de ver la vida a través de sus gafotas me parece muy hermosa.
Ays, que no conozco aún a Manolito. A ver si este año por fin me lo presentan...
ResponderEliminarBesotes!!!
Está genial que haya regresado pisando fuerte y de esa manera tan cómplice que levanta sonrisas (y carcajadas, porque menuda es Chirli). Abrazos.
ResponderEliminarEs la segunda reseña que leo en pocos días de este libro y me están dando muchas ganas de conocer a este personaje (no he leído nada de Manolito) Quizás me anime con él este año...
ResponderEliminarBesos!
Pues nada... Espero que Margari y Narayani se apunten a leer a Manolito, de verdad, porque es muy recomendable. Y sobre Chirli, jajaja, en efecto, menuda es ella...
ResponderEliminar¡¡Gracias por pasaros por aquí!!
Un abrazo enorme.