Los Desayunos Literarios del Teatro con Elvira Lindo

Hace unas semanas me enteré de que en Madrid se iba a celebrar un ciclo de Desayunos Literarios con diversos escritores en el Teatro Calderón. Dejé pasar los días por diversas circunstancias hasta que esta semana me di cuenta de que, dado que empiezo a trabajar el lunes, ayer podía pasarme sin problemas a ver a Elvira Lindo, así que compré mi entrada para no perdérmelo. 

Cuando llegué al Teatro, después de dar algunas vueltas por la ciudad por otros motivos, ya había un grupo muy numeroso de adolescentes en la puerta. Se trataba de varios colegios que venían a los Desayunos y que habían seleccionado, de cada grupo, unas cuantas personas que harían preguntas a la escritora según lo que habían trabajado en clase. Me ha gustado mucho ver que algunos estaban muy nerviosos porque tenían que dirigirse a ella, aunque más nerviosa estaba yo aunque no tuviera que decirle nada. Estas cosas me impresionan. 

Los que habíamos comprado nuestra entrada fuimos acomodados en los palcos laterales, mientras que los chicos y chicas de los colegios se sentaron en el patio de butacas. Francamente, aquello ni es patio de butacas ni es nada. El espectáculo The Hole ha transformado el espacio en una suerte de extraño chiringuito, con mesas y sillas de aluminio al estilo de las terrazas de los bares. Tremendo. Pero esa no es la cuestión. 

El Desayuno consistió en una entrevista seguida de un turno de preguntas. Durante el tiempo que duró la entrevista pude saber un poco más acerca de una de mis escritoras favoritas pues, como nos dijeron al principio, aquello tenía como misión que conociéramos a la persona que hay detrás de la escritora. Uniendo sus palabras a las que escribió en Lugares que no quiero compartir con nadie, una novela en la que muestra su vida cotidiana sin pudor, he tenido la sensación de que conocía un poquito más a Elvira Lindo, lo cual para mí es algo maravilloso. 

Durante el turno de preguntas se situó más cerca del público. 

La entrevista, fundamentalmente dirigida a los más jóvenes de la sala, versó sobre todo acerca de sus inicios como escritora y qué pasos le llevaron hasta el lugar donde ahora está. Nos habló de unas cuantas vocaciones confusas que, de joven, pensó que podrían ser para ella; también de su inicio profesional en la radio, algo que, a mi juicio, ha marcado toda su escritura dotándole de una oralidad que no he leído en nadie más; Manolito Gafotas estuvo presente a lo largo de toda la entrevista; hubo alguna que otra carcajada (las mías) al recordar un fragmento de ese niño que nació radiofónico y no impreso, aquel del que me hice fan en unas horas cuando los Reyes Magos me trajeron sus tres primeros libros y yo me leí medio de una sentada. Todo ello con el claro mensaje de que no hay que desanimarse si queremos hacer algo, pese a lo que nos digan los demás, lo que nos digan los mayores: "la vida te ayuda a encontrar tu vocación", dijo Elvira Lindo. Los caminos por los que nos lleva son diversos, e incluso muchas veces ni siquiera nosotros tenemos claro lo que queremos hacer. 

Una vez terminado el turno de preguntas y demostrado que Elvira Lindo se desenvuelve con soltura en un ambiente desenfadado, era hora de marcharse. Yo llevaba su último libro, Mejor Manolo, en el bolso, por si acaso ella firmaba. No parecía que eso fuera a pasar pero una decena de lectores nos congregamos en la salida de artistas del Teatro para saludarla cuando saliera. Al vernos, los organizadores decidieron que nos firmara los libros en la cafetería del Teatro. Y allí fue donde ella estampó su firma en mi libro nuevo, recién regalado.  

¡¡Qué gran día!!
Gracias, Elvira, por el magnífico rato que pasé.

Si os interesa, mirad qué autores estarán en los Desayunos Literarios del Teatro Calderón de los próximos meses. A lo mejor estáis a tiempo de ver a vuestro favorito.