El guardián entre el centeno (J.D. Salinger)

Compré este libro este verano abrumada por una enorme cantidad de películas estadounidenses que, de repente, aparecieron en la televisión haciendo referencia a esta novela. Entonces le vi en una de las estanterías de la tienda en la que entré (impulso, puro impulso) y lo compré por aquello de tener un clásico más en mi vida. De hecho, hay quien se atreve a decir que es uno de los libros más relevantes del siglo XX.

Lo que hay dentro de las tapas es la historia de Holden Caulfield, un adolescente que parece problemático y que acaba de ser expulsado del colegio donde estudia por suspender casi todas las asignaturas. El libro comienza con un suculento aperitivo en forma de frase del protagonista, que nos dice que nos va a contar lo que le pasó las navidades pasadas. A partir de ahí me pasé toda la novela (novelita) intentado buscar qué era eso que le había pasado, esperando que a la vuelta de la página le atropellara un coche, muriera alguien a quien apreciaba en especial... no sé, algo que justificara la frase del inicio. Ese momento nunca llegó. 

No me gusta nada hacer este tipo de reseñas, pero no puedo hacer otra cosa. Salvo la cita que os dejé aquí y un par de fragmentos más que me gustaron por ser yo, no saqué nada en claro de la sucesión de anécdotas que nos cuenta este chico. Nada de nada, y es que, como dice el refranero español, de donde no hay no se puede sacar, y aquí lo que no hay es un conflicto que justifique talar un árbol para imprimir un libro. 

Lo único que me gustó fue que me reí mucho en más de un momento por los comentarios del protagonista, sinceros como pocos, incluso lo hice en el metro y ante las miradas atónitas de la gente (habría que verme). También me gustó que el chico en cuestión repite una frase constantemente: "me deja sin habla". Miles de cosas le dejan sin habla en cualquier momento. 

A mí se me parecía mucho a estas películas nacionales, tan nuestras, que no tienen una estructura clara, y que podrían seguir contando la vida y obra del protagonista por los siglos de los siglos, porque lo único que indica que ha llegado el final es que hay un fundido en negro (en este caso el límite es físico, se te acaban las páginas). Por eso, como "me dejó sin habla", voy a dejar aquí esta reseña, tan insustancial como el libro reseñado, para no dar pie a que penséis demasiado en que os apetece leerlo.