Llega un momento en la vida en que decides dejar de aplaudir los halagos de la gente hacia ciertas novelas y empezar a halagar tú misma con conocimiento de causa. Puede ser que te ocurra con el último éxito de ventas del que todo el mundo habla o con un clásico que se considera "imprescindible" en cualquier biblioteca y cuaderno de lectura. Cuando a mí me llegó ese momento fui a la estantería y cogí 1984, un libro que para mí era una recomendación y un regalo, lo leí y lo llené de post-it para poder volver a mis fragmentos favoritos en otro momento. He pensado que puede que a algunos de vosotros aún no os haya llegado el "momento crucial" con este libro (aunque estoy segura de que sí os habrá pasado con otros), así que reproduzco la sinopsis de la contraportada porque no quiero dar nada por sentado y porque las que yo he escrito eran largas, enredadas y tediosas .
Londres, 1984: Winston Smith decide rebelarse ante un gobierno totalitario que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquellos que delinquen con el pensamiento. Consciente de las terribles consecuencias que puede acarrear la disidencia, Winston se une a la ambigua Hermandad por mediación del líder O'Brien. Paulatinamente, sin embargo, nuestro protagonista va comprendiendo que ni la Hermandad ni O'Brien son lo que aparentan, y que la rebelión, al cabo, quizá sea un objetivo inalcanzable.
De todos los artilugios futuristas que salieron de la mente de Orwell allá por 1949, lo que más ha quedado en nuestra retina y nuestra memoria es la vigilancia de cada uno de los actos, movimientos y pensamientos de aquellas personas que vivían en ese Londres de 1984. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían los carteles que fueron colocados en cada rincón de la ciudad. La cultura televisiva ha hecho por dar a conocer este aspecto de la novela, pero son otros los que me han llamado la atención al leerla. Comentaré sólo tres, para no extenderme.
En primer lugar hay que hablar de la neolengua, un nuevo idioma que el Partido está puliendo a base de sucesivos diccionarios y que pretende desplazar al inglés, el "idioma antiguo", de la boca de los ciudadanos. La neolengua tiene por principio la eliminación de las palabras superfluas como los sinónimos o los antónimos, de forma que sólo queden vocablos precisos que den al interlocutor una idea exacta de lo que se quiere decir. Así se controla todo lo que salga de la boca de los gobernados a través de una cantidad mínima de palabras, controlando en consecuencia el pensamiento. Me ha resultado muy interesante ver cómo alguno de los personajes encontraba belleza en eso de eliminar palabras, borrarlas del mapa hasta esquilmar el vocabulario y expresarse por medio de palabras básicas, prefijos y sufijos. ¿No es eso, sin llegar a los extremos del libro, lo que sucede a la gente que cada vez se expresa con menos términos y conoce un número muy limitado de palabras? El peligro de este actitud es el conformismo, pues aunque pudiéramos comunicarnos a diario con una decena de vocablos, el conocimiento se transmite desde antiguo a través de la palabra...
A propósito del conocimiento, la sociedad de Oceanía se nos presenta como un lugar en el que se cultiva la mente de los miembros del Partido porque ellos deben ser moldeados, pero los proletarios, el 85% restante de la gente, no es instruida ni para bien ni para mal. La manipulación de la instrucción que reciben los menores ya se presenta como peligrosa en este libro de Orwell, y se la señala como la forma en que el gobierno del Gran Hermano sigue adelante, ya que los niños aprenden desde muy pequeños la doctrina que se estima adecuada.
¿Y qué pasa con la Historia? La Historia se manipula, se modifica constantemente, se reescribe y se reinventa según lo que le conviene al Gran Hermano. Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad y se encarga, precisamente, de borrar de todo soporte físico los datos y predicciones que no han sucedido como se esperaba para que conste que el Gran Hermano siempre tiene razón. Pero no queda ahí la cosa: ¿qué pasaba antes del Gran Hermano, en tiempos del nacismo alemán y del bolchevismo ruso, e incluso anteriores? Winston Smith comenta en un par de ocasiones que cuando pasen dos generaciones más nadie recordará nada de lo que había antes, porque las nuevas generaciones no conocen lo que sucedía antes de que el Gran Hermano llegara al poder. Es curioso ver cómo el protagonista, que sabe que durante algunos años de su infancia el Partido aún no gobernaba, ansía saber cómo era todo antes, qué pasaba realmente, si se vivía mejor o peor que en 1984. Sin embargo sus indagaciones obtienen pocos frutos ya que incluso los proletarios más mayores no recuerdan nada de lo sucedido.
Monumentos en ruinas, recuerdos borrosos e Historia borrada. Leyendo esos fragmentos no pude evitar pensar en la conservación de nuestra Historia, de nuestro patrimonio, de las maravillas que nuestro mundo conserva en pie y que hacen que a uno se le ponga la piel de gallina. Nuestro país en particular conserva una parte muy importante de la Historia, porque hemos sido lugar de paso y de estancia de muchas culturas. Nuestros tesoros se merecen una interesante reflexión acerca del cuidado y el respeto que se merecen y que les damos. También merecen el estudio de lo que son, lo que fueron, lo que albergaron entre sus paredes. A mí no me gustaría que un día fueran ruinas y que no supiéramos lo que esas piedras representaron hace siglos.
Dejo aquí las impresiones que me ha causado la novela porque me da la sensación, a la vista de lo escrito, que se trata más bien de un comentario de texto que de una reseña. Sin embargo, en mi descargo diré que creo que es un libro que no se presta a reseñas sino a reflexiones. Puede que un día fuera tan sólo una novela más de George Orwell. A día de hoy, y visto lo visto y lo que nos queda por ver, cuesta creer que esté escrita en 1949.
Un libro difícil de reseñar, porque como dices, se presta más a las reflexiones. Y es que son muchas las que este libro suscita. Debería releerlo, porque hace años que lo hice y tengo la historia un poco difusa, pero recuerdo que me impactó mucho.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Muchas gracias a las dos por pasar por aquí! Yo también siento escalofríos cuando lo pienso, pero a la vez creo que habría que pensar más en ello para no cometer ciertos errores y para valorar lo que tenemos ahora.
ResponderEliminar¡Un abrazo a las dos!