Cuando Antoine y Joséphine deciden que él hará la maleta y sus vidas seguirán caminos separados, es ella la que se queda al frente de una casa, sola, con dos hijas que criar (Zoé y Hortense) y una vida un tanto destartalada que no sabe cómo empezar a poner en pie. La relación con su madre no puede ser más desastrosa y su hermana Iris es para ella el ideal de la mujer que nunca pudo ser (casada con un millonario, ociosa, bella y querida por su madre). Pero Iris también tiene problemas y atraviesa momentos muy delicados en su matrimonio con Philippe, que ya no le hace el menor caso. Por ello Iris trama un plan para el que necesita la ayuda de Joséphine, un plan que le devolverá el cariño de su marido y que hará que su vida no sea tan... ¿vacía?
Los ojos amarillos de los cocodrilos no es una novela ejemplarmente escrita: la prosa de Katherine Pancol es sencilla y se lee con asombrosa facilidad, pero no es magistral en este sentido. Es posible que los miles de ejemplares vendidos por doquier y la llamativa portada hayan hecho mucho por esta novela que, de otra forma, podría haber pasado inadvertida o haber sido encasillada en el género chick lit (al que yo creo que no pertenece), quién sabe...
Pero todas esas carencias las suple con creces cuando te das cuenta de que, sea como sea, este libro engancha. Engancha desde el principio. Engancha porque los personajes son personas también, porque son como el lector, como yo, y es muy fácil sentirse identificado con ellos, o con alguna parte de ellos. Engancha porque, como dice la contraportada, "esta novela es como la vida misma", esto le puede pasar a cualquiera, te puede pasar a ti, me puede pasar a mí mañana mismo. También engancha porque no se sabe qué va a pasar, cómo van a suceder las cosas: ¿esto es un hilo de la trama o es la trama entera? ¿Qué será lo siguiente? ¿Cómo saldrá de ésta? Y he de reconocer que también me ha enganchado porque me sentí muy aliviada al ver que esta lectura sí me gustaba tras el chasco del anterior libro que cayó en mis manos.
Joséphine, la protagonista, me ha parecido un personaje digno de entrar en mi lista de favoritos, tanto por su evolución a lo largo de la obra como por su carácter; aunque para ser justa todos los personajes están magníficamente construidos, son sólidos pese a no haber pasado por páginas y páginas de descripciones interminables, y eso se agradece. Por ejemplo, da gusto ver que Hortense, la hija mayor de esta madre abnegada, se me hizo tan odiosa que quise pegarla en más de una ocasión. A mí esas cosas me gustan, me hacen sentir que esos personajes están vivos (como decía antes, son como personas) y disfruto mucho viendo que hay escritores capaces de hacerlo.
Recomendaría este libro como lectura ligera, agradable y sencilla. Hay momentos para todo y a veces apetece leer algo así... Yo sólo puedo decir que estoy deseando leer la segunda parte, El vals lento de las tortugas.
No sé por qué pero estos libros no me terminan de llamar así que no creo que me anime. Pero me alegra que lo hayas disfrutado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias por comentar siempre, Margari. Entiendo que no te llamen, yo lo elegí porque necesitaba algo alegre (al menos "superficialmente alegre", como la portada). Un abrazo!
EliminarHola Gijón!
ResponderEliminarGran reseña. Se nota cuando un libro deja un poso agradable. Tiene buena pinta, si bien esa facilidad a la hora de leerlo de la que hablas me hace dejarlo en la lista de posibles, pero sin prioridad. Cierto es que cada momento y lugar pide un libro distinto y quizá algún día me anime, pero con la cantidad de libros que hay en cola, veremos cuando le toca.
A modo de duda y acudiendo a esa expresión, "cosas que pueden pasarte a tí,"¿crees que ofrece alguna moraleja o enseñanza?
Por cierto, revisa el último título que citas :)
Un abrazo!!
Pues... no he encontrado ninguna moraleja clara, aunque la evolución de la protagonista llama a pensar en el amor propio, en cómo nos queremos a nosotros mismos y si nos valoramos lo suficiente o nos comparamos continuamente con los demás. Creo que lo que pasa más bien es que las situaciones son realistas y nada descabelladas.
EliminarY gracias por el apunte... ¿qué tipo de "torturas" habrá sufrido mi mente para no ver una errata tras tres lecturas del texto? Agradezco mucho estos comentarios, como ya dije en mi manifiesto.
Un abrazo!!
Uffff, pues yo no pude acabarlo. Me aburría. Cuando lo digo en la biblioteca donde trabajo, la gente se me queda mirando con una cara...
ResponderEliminarY es que puede que sea muy rara en gustos literarios.
Besos
Es evidente que para gustos... colores. A mí también me ha pasado con ciertos libros, algunos de ellos reseñados en el este blog. Todo el mundo hablaba maravillas y a mí no me parecieron para tanto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Marian.
Un abrazo!