jueves, 4 de julio de 2013

Todo lo que era sólido (Antonio Muñoz Molina)

Cuando todo era sólido sucedían cosas que nos pasaban desapercibidas por parecernos muy normales. Como nos habíamos acostumbrado a ellas todas eran lógicas y ninguno de nosotros se paró a pensar por qué sucedía eso, de donde venía, y casi lo más importante, a dónde iría a parar. El ladrillo, la burbuja (no sólo inmobiliaria, sino esa en la que vivíamos todos, ese mundo de luz y de color) el despilfarro, la economía improductiva que durante tanto tiempo nos dio
de comer...

Ahora nos están quitando de las manos todo lo que era sólido, todo lo que hemos dado por sentado durante años y que ahora se desvanece cuando nombran palabras como "ajuste", "gasto", "racionalización"... La sanidad, la educación, el derecho a la justicia gratuita. Mientras tanto otros se benefician de la situación y aprovechan para realizar contratos precarios o para rellenar la plantilla a base de becarios, o reciben más y más dinero del estado para seguir manteniendo estructuras infectas y corruptas por la sencilla razón de que si caen, nos caemos todos. 

¿Quién de nosotros no ha mencionado esto alguna vez? Es lo que llamamos "arreglar el mundo" mientras todo, lamentablemente, sigue girando en la misma dirección. Lo digo porque a la puerta del bar, que es donde casi siempre sucede la historia, todo ha seguido su curso, y el autobús viene lleno porque hay pocos vehículos para esa línea, y un vecino ha olvidado recoger los excrementos de su perro, y el periódico que vende el quiosquero es igual de desalentador que cuando entramos a tomar algo. 


Muñoz Molina recoge en este libro todos los despropósitos económicos de los últimos años, en este país y en otros, desde la experiencia de quien ha pisado muchos lugares y visto muchas cosas. 

Imagino que después de lo que ha escrito en este ensayo le importa bastante poco lo que cualquiera de nosotros piense; incluso da la sensación de que le importa menos aún lo que los aludidos en este libro puedan pensar. Son las ventajas de decir las cosas claras, de decir verdades y de decirlas cuando uno está documentado. Así se tiene la conciencia bien tranquila. 

El que diga que este es un libro de opiniones está en lo cierto, pero se trata de opiniones con fundamento, basadas en hechos que le han sucedido, con muchas horas de lectura y de investigación detrás, con varios cuadernos de apuntes y mucho encaje de bolillos para ensamblar todas las piezas del puzzle. Por otra parte, el que espere opiniones partidistas que ni lo abra, que no las va a encontrar. Aquí hay palos a diestro, pero también a siniestro, y el que quiera entender que entienda. 

Es un libro que todos deberíamos leer para ver hasta qué punto nos han estado tomando el pelo, para darnos cuenta de que podemos cambiar las cosas si empezamos a pensar de otra manera, si comenzamos a observar en lugar de ver, a pensar antes de hacer, a preguntar antes de dar por sentado. 

Os recomiendo encarecidamente esta lectura (diría que para este verano, pero os lo recomiendo en cualquier momento). Es corta, amena e interesante, con un hilo conductor que parece poco claro pero siempre está presente, de capítulos cortos pero intensos, de prosa sencilla, sin adornos, con hechos y cifras y algún otro párrafo que clama al cielo. 

Cuando me dijeron que era un libro imprescindible me pregunté (siempre lo hago) si sería cierto; ahora que lo he leído deseo que no sea cierto todo lo que he visto. 

3 comentarios:

  1. Pues voy a seguir tu consejo y leer este libro. Ya me da la impresión de que nos están tomando el pelo con todo...
    Besotes!!!

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  2. No conocía este libro pero parece muy interesante.
    Besos

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  3. Prosigo con la lectura de este tu blog. Tanto tiempo llevaba sin aparecer por él que se me han acumulado varios textos por leer, y digo acumulado porque no se puede pasar de largo sin dedicarles unos minutos, en vista del contenido.

    En los últimos tiempos, en los que quien más y quien menos todos nos hemos visto reduciendo el presupuesto disponible para casi todo, raramente me permito como antaño lanzarme a por un libro casi en el día de su publicación. Pero este ejemplo es distinto. En el comentario de otra entrada anterior he mencionado la charla que el autor impartió una mañana de junio de 2012 al abarrotado salón de actos del instituto San Juan de la Cruz de Úbeda, entre cuyos asistentes tuve la ocasión de contarme. Conocer a ese Muñoz Molina lúcido y crítico, comprobar cómo daba a los alumnos un toque de atención donde no se observaba un solo exceso, junto a inteligentes opiniones que a menudo ofrece en su blog, me parecieron motivo suficiente como para lanzarme a la librería para tenerlo sin falta.

    Hay libros por los que uno puede esperar, libros que pueden ser tomados de la bibliteca y luego devueltos, libros que en formato ebook bastarían para satisfacer al lector. Pero otros, como este (y lo supe aún más fervientemente cuando hube terminado de leerlo) exigen estar en papel, y no esperar. Mi ejemplar es un batiburrillo de subrayados y de marcadores, que a buen seguro aumentarán en una segunda lectura. Muñoz Molina ha sabido (y eso se agradece) aunar indignación con esperanza en esas páginas; ha sabido decir, nos hemos equivocado en eso, de aquello que hicimos o hicieron mal ahora tenemos esto, que irá a peor si no ponemos remedio. La cantidad de nombres, cifras y lugares da fé de que no se ha escrito desde el aburrimiento y la necesidad de publicar; la biografía y los 57 años del autor sirven para comprender que no tiene que vendernos nada, sino que pretende abrirnos los ojos, a menudo desde la experiencia.

    Ojalá sean muchos quienes lo lean, y sean muchas las mentes que se rebelen de forma inteligente y sin violencia contra la era de estupidez en la que nos encontramos inmersos.

    Excelente entrada. Un abrazo.

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